domingo, 30 de julio de 2017

"Negra sombra que me asombras"

Dice Nicola Gardini en su reciente libro publicado en Italia en 2016, Viva il latino. Storie e bellezza di una lingua inutile, que ya va por la décima reedición, que para él “umbra” es una de las palabras más bellas de la lengua latina. Así justifica su elección (pág. 134): Nella sua brevità condensa il suo stesso significato, passando dall’ oscuro della vocale iniziale al chiaro di quella finale, attraverso un concertino di ben tre consonanti, la nasale m (che prolunga l’ impressione di cupezza) e la coppia labiale media (o sonora) b + liquida dentale r (che sospingono dolcemente alla luce). “En su brevedad condensa su propio significado, pasando de lo oscuro de la vocal inicial al claro de la final, a través de un pequeño concierto de tres consonantes, la nasal m (que prolonga la impresión de oscuridad) y la pareja labial media (o sonora) b + líquida dental r (que empujan dulcemente a la luz)”. Efectivamente, la u es una vocal más cerrada y, por lo tanto, nos sugiere la idea de privación de luz que la sombra conlleva, por lo que es más oscura, que la a final, más abierta y, por lo tanto, más luminosa, como la luz que se vislumbra al final de un túnel.

            Conservamos en español cultismos derivados de VMBRA, como el adjetivo umbrío y umbrátil, y los sustantivos umbría, que alude al terreno húmedo y orientado generalmente hacia el norte, y penumbra, palabra compuesta ya en latín de paen(e) “casi” y umbra “sombra”.


            Sin embargo el umbral de la puerta no deriva de la palabra VMBRA, contra lo que pudiera parecer a primera vista, ya que, en castellano viejo, no se decía “el umbral”, como hoy, sino “el lumbral”. Este lumbral no tiene nada que ver con la lumbre tampoco, aunque puede haber una remota relación, ya que era una forma alternativa de limbral/limbrar, que procede de LIMINAREM, adjetivo derivado de LIMEN, que propiamente significaba “umbral de la puerta” o “dintel” en latín en sentido estricto y en el figurado “comienzo”, relacionado como está con LIMES LIMITIS “límite, linde”, como sugieren los compuestos que funcionan como adjetivos preliminar o subliminal. Alude este último a lo que está por debajo (sub) del umbral de percepción, y el verbo “eliminar”. literalmente significa echar fuera (e/ex) del umbral; el lumbral era, por lo tanto, la parte inferior de la puerta de una casa, donde la ele inicial de la palabra desapareció por confusión con el artículo. Como curiosidad hay que decir que el dintel, o parte superior de la puerta, deriva de LIMITELLVS, que es el diminutivo de LIMES: lintel o dintel. 

            VMBRA evolucionó en francés a OMBRE, en italiano y catalán a OMBRA, en rumano se mantuvo como UMBRA, y en castellano y portugués quedó como SOMBRA. ¿De dónde procede esa S inicial que compartimos los hablantes castellanos y portugueses? 

            Hay dos teorías que pretenden explicarla: la del maestro Corominas dice que es una influencia probable de “sol”, ya que hacia 1250 está atestiguada la forma solombra en los dialectos leoneses, judeoespañoles, portugueses y occitano, habida cuenta de las correlaciones solear/sombrear, sol/sombra, solano/sombrío; la Real Academia Española, por su parte, se inclina por otra explicación: deriva la forma solombra de la expresión preposicional sub umbra (bajo la sombra), con la evolución normal de sub > so, quizá habría que postular un so l’ ombra, procedente del latín su(b il)la umbra “bajo aquella sombra” que evolucionó a solombra y de ahí al arcaico soombra atestiguado en portugués antiguo, hasta llegar a la moderna sombra. Derivan de sombra: sombrajo, sombrero, sombrilla, y los compuestos asombro y ensombrecer.


             Asombrarse sería propiamente asustarse, o si no llega la cosa a tanto, sorprenderse al menos de una sombra, que resultaría así asombrosa, como en los  versos de Rosalía de Castro: "negra sombra que me asombras" y "sombra que sempre me asombras". Lo curioso de la palabra sombra es que se refiere tanto a la oscuridad que proyecta un cuerpo como a un fantasma o proyección sin cuerpo. A veces nos asustamos, como los niños, de nuestra propia sombra, pero también de una sombra que no sabemos de quién es, que no es de nadie, y que, por lo tanto nos amenaza con la proyección de su presencia, porque se nos impone como si fuera alguien o algo, vaya usted a saber.

 
            El diminutivo de VMBRA era ya en latín VMBRELLA y VMBELLA. El primero se utiliza en inglés como sinónimo de “paraguas, sombrilla”, y en italiano con vocalismo /o/ ombrella, mientras que en castellano subsiste como cultismo umbela, quitasol que se utiliza para cubrir el Santísimo al trasladarlo, pero también tenemos el compuesto umbelífero que se utiliza en botánica para referirse a plantas como el cardo corredor, el apio, el perejil, el hinojo, el comino, la zanahoria o la cicuta con la que envenenaron a Sócrates, que poseen unas inflorescencias en las que los pedúnculos, que arrancan de un mismo punto y se elevan a igual altura, forman una especie de paraguas, de donde le viene la analogía que explica su nombre.

            Una palabra muy bella, sin duda, con la que concluye la Eneida de Virgilio: Eneas atraviesa con su espada a Turno, su rival, y su alma, indignada, huye con un gemido al reino de las sombras: uītaque cum gemitū fugit indignāta sub umbrās.

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